Esta aterradora descripción de los regímenes totalitarios salpicada de guerras, masacres, deportaciones y torturas es también una de las más bellas apologías de la libertad y de la vida que se hayan escrito en las últimas décadas.
El Gran Emperador y sus Autómatas (1993) es una excelente novela de Jean Lévi, uno de los sinólogos que más y mejor han sabido difundir la apasionante cultura china en Occidente. Narra la vida de Qinshihuang, el primer emperador que unificó China en el siglo III antes de Cristo, personaje que bajo el prisma de la moderna psicología pudiera muy bien pasar como un paraonico vícitima de sus propias inseguridades. Obsesionado por encontrar las Islas de la Inmortalidad, pero temeroso de los peligros del mar, no dudó en sacrificar las vidas de miles de obreros en el absurdo intento de construir un colosal puente que atravesara el Océano. Otros tantos murieron en la construcción de una Gran Muralla que protegiera su imperio de la amenaza de los hunos. Los huesos de esclavos y presidiarios fueron aprovechados para apuntalar los cimientos de esa colosal construcción, así como de los pasadizos cubiertos que atravesaban parte del imperio, conectando a los principales palacios de residencia, para evitar que nadie contemplara la figura del sucesor del Emperador Amarillo en sus desplazamientos.
El Augusto Emperador prohibió toda forma de pensamiento y toda publicación que invitara al raciocinio, mientras se solazaba con la absoluta sumisión de sus complejos autómatas, plagaba sus dominios con estelas conmemorativas de sus hazañas e instaruaba el culto divino a su persona.
Más hallá de los terrores descritos, la novela se erige como un magnífico mosaico de la época y como una radiografía de los regimenes totalitarios de todos los tiempos. De hecho, el esquema de Gobierno ideado por el emperador y su astuto consejero, Liu Seu, conserva aún muchas similitudes con el actual panorama político en China. El estilo de escritura bascula entre el frío tono descriptivo y el más conmoverdor lirismo. Tampoco faltan reproduccciones de documentos administrativos, informes de espías y fragmentos de obras taoístas y confucianas que construyen magistralmente parte del argumento de la novela.
En definitiva el autor plantea una trama interesante, plagada de conspiraciones, batallas, parábolas, cuentos, rencillas y aventuras que desembocan en un dramático final. Un desenlace que demuestra que el hombre más poderoso del mundo es aquel que encuentra la felicidad en la libertad de las pequeñas cosas.
LUCRECIA BORGIA EN ELDA
Hace 5 semanas
2 comentarios:
Vaya sorpresa encontrarte en la web! Yo ahora paro por Tudela, ¡quién lo iba a decir! Te llamo un día y me pones al corriente de tu vida guapetón, muchos besos.
Interesante libro, e interesante comentario. A mí me llamaron mucho la atención los cuentos fantásticos chinos, publicados en una recopilación que no me acuerdo quien editó. Totalmente recomendables. Saludos!
Publicar un comentario