MED SUD I EYRUM VID SPILUM ENDALAUST. Si el título es tan impronunciable como el nombre secreto de la belleza, el álbum en sí es tan indescriptible como la sensación de plena felicidad. Sigur Rós ha compuesto, a mi juicio, el mejor trabajo de
una carrera intachable. La evolución de estos islandeses les ha llevado a un paraíso sonoro donde voces, cuerdas, vientos y teclados se conjuran para ofrecer esa música de las esferas que Pitágoras intuía en sus sueños. Sería absurdo describir este trabajo desde otra óptica que no fuera la de las emociones. La primera parte rompe con la oscura tradición de la banda, que se nos presenta ahora en una orgía de optimismo. Son temas que destilan inocencia y plenitud, guitarra acústica y percusiones mediante. Es la música de la infancia, la de una alegre nostalgia, la banda sonora del primer amor, ese calambre visceral de quien ve nacer a su primer hijo.
La segunda parte del trabajo se sumerge en las umbrías druídicas. La voz de Birgisson encarna como ninguna otra a la voz de los elfos, con canciones que parecen evocar las tristes despedidas en los Puertos Grises. Hay suaves acordes catedralicios, e himnos de ensoñadora melancolía que tienen su culminación en esa espectacular Ára Bátur, emocionante y épica, sin duda el mejor tema que Sigur Rós haya compuesto jamás. El disco, en fin, es soberbio. Todo un regalo para mentes abiertas y, quizá, uno de los más memorables monumentos que el post rock haya construido hasta la fecha.
una carrera intachable. La evolución de estos islandeses les ha llevado a un paraíso sonoro donde voces, cuerdas, vientos y teclados se conjuran para ofrecer esa música de las esferas que Pitágoras intuía en sus sueños. Sería absurdo describir este trabajo desde otra óptica que no fuera la de las emociones. La primera parte rompe con la oscura tradición de la banda, que se nos presenta ahora en una orgía de optimismo. Son temas que destilan inocencia y plenitud, guitarra acústica y percusiones mediante. Es la música de la infancia, la de una alegre nostalgia, la banda sonora del primer amor, ese calambre visceral de quien ve nacer a su primer hijo.
La segunda parte del trabajo se sumerge en las umbrías druídicas. La voz de Birgisson encarna como ninguna otra a la voz de los elfos, con canciones que parecen evocar las tristes despedidas en los Puertos Grises. Hay suaves acordes catedralicios, e himnos de ensoñadora melancolía que tienen su culminación en esa espectacular Ára Bátur, emocionante y épica, sin duda el mejor tema que Sigur Rós haya compuesto jamás. El disco, en fin, es soberbio. Todo un regalo para mentes abiertas y, quizá, uno de los más memorables monumentos que el post rock haya construido hasta la fecha.
2 comentarios:
sin duda una de mis bandas favoritas. son muy buenos y que genial que te agraden como a mi =)
en este momento estoy descargando la discografia completa para disfrutar cada una de sus melodias porque solo tenia temas sueltos.
por lo visto tienes lo smismos gustos musicales mios o algo ja, me recomiendas alguna banda o cantante que no sean muy conocidos y sean geniales? =)
que estes bien
saludos!
Hola Clau! Partiendo de la base de tu pasión por Porcupine Tree, seguro que hay otros muchos grupos que pueden llegar a gustarte. Dentro de poco publicaré alguna reseña de bandas como Pineapple Thief y Anathema. Sobre todo los primeros, me parecen geniales (e injustamente ignorados por el Mundo, snif)
Muacs!
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