Jethro Tull: "Songs from the wood" y la farra de los juglares
Escuchad. Viene atravesando la hojarasca. Es Tom Bombadil, el espíritu de los bosques. Huele a leña quemada, sus cabellos son de niebla, en sus ojos titilan hogueras en un claro de robles, y su voz es el son del viento en la hierba...
Jethro Tull firmó en 1977 este soberbio trabajo de seductoras espesuras tolkianas: de árboles viejos que nos miran con una tristeza de siglos, veredas que conducen a un ocaso cerúelo, posadas perdidas en los recodos de una aventura, viajeros que cantan canciones alrededor de un fuego de medianoche. El líder de la banda, Ian Anderson, seguía siendo a finales de los 70 ese genial perrifláutico de conciertos fabulosos, el trovador chalao que encandilaba a hippies y neochamanes de la marihuana, mientras grababa discos que aún hoy exhalan magia por todas sus pistas. Y "Songs from the wood" es uno de los exponentes de aquella época dorada. Un elenco de canciones pastoriles pinchadas en tablaturas rockeras, folk medieval de hechizos celtas para irse de farra con nuestros amigos los trolls, cachondearse con los ents de lo mendrugos que son los gnomos, echar unas risas con los druidas, o llevarse a la cama a esas antipáticas elfas, tan relamidas y virginales. Claro que con este pelaje de lunáticos setentero-salidos...
...¿qué os esperabais? El disco transmite un dulce cariño por la Naturaleza. Viaja por frondosidades catedralicias, persigue a Galadriel por los resquicios de la aurora, devuelve el delicado rasgueo de juglares en un festín, envuelve al invierno en una calidez de terciopelo verde, flirtea con la música de cámara, y nos anuncia una Navidad montaraz como una égloga de cascabeles y violines. Aún hoy, es un placer regresar a esta pequeña maravilla. Al placer de vivir en un mundo de héroes, misteriosas encrucijadas, pueblos de piedra y antorchas... Y Navidades sin burbujas Freixenet (¡Puag!).
Es innegable que todas las bandas de musica se el genero que sea tienen un sonido distintivo. Pero si hay una que destaca por ese timbre tan particular (y no me refiero solo a la flauta)es Jethro Tull. Es tan particular ese sonido que el paso del tiempo no le hace mella. Tal como lo decis, musica proveniente de los bosques de Lothlórien.
Melenudos héroes de la guitarra, caballeros en busca del Grial, piratas ahorcados en la Isla del Mono, Larras con la pistola en la sien, mendigos del Madrid galdosiano, Bogarts apurando su cigarro, replicantes en la nebulosa de Alfa Centauri, Quijotes desvariados... Todos, y muchos más, tendrán cabida en esta estación de tránsito, un portal de tiempos y espacios para desbarrar sobre cine, música, literatura, videojuegos, periodismo o actualidad.
Santos González Monroy nació en 1972, y todavía no se ha muerto. Desde su más tierna juventud, coincidiendo aproximadamente con el auge y declive de sus capilares superiores, ha desafiado a su cruel destino sin, ejem, éxito aparente. En efecto, desde 1993 desvive del periodismo, y ha sido vituperado y escarnecido en múltiples estaciones de tránsito y penitencia, tanto en radio como en prensa diaria, revistas especializadas, fanzines y publicaciones culturales que podría citar a continuación pero... Pa qué.
3 comentarios:
Es innegable que todas las bandas de musica se el genero que sea tienen un sonido distintivo. Pero si hay una que destaca por ese timbre tan particular (y no me refiero solo a la flauta)es Jethro Tull. Es tan particular ese sonido que el paso del tiempo no le hace mella.
Tal como lo decis, musica proveniente de los bosques de Lothlórien.
Me gusta, me gusta. Más en esta mañana gris y fría, casi boscosa... Un abrazo enorme.
Muy muy bueno Fantomas. Excelente la recopilación de la discografía de The Doors.
Te adjunto a mis blogs amigos. ¡Gracias por la visita!
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