1.20.2009

Steven Wilson y los Insurgentes del Rock

Tan embriagador como un acelerón hiperespacial, tan inquietante como un pantano de aguas turbias, tan sombrío como un bosque de coníferas en un ocaso invernal. Insurgentes, el primer trabajo en solitario de ese genio que es Steven Wilson (Porcupine Tree), demuestra que el Rock sigue dándonos motivos para tomárnoslo en serio.

Insurgentes es un portento desconcertante, de una belleza turbadora. Emocionante, pero también desolador, como esas cruces mohosas que nos encontramos en carreteras solitarias y entristecidas por la lluvia.



Es, a mi juicio, el mejor disco de 2008. Posiblemente lo sea también del 2009, ya que, tras la publicación de su ya agotado formato especial, la salida al mercado de la edición "normal" está prevista para el próximo 24 de febrero.

El disco se convierte en toda una experiencia, no ya por sus excelentes composiciones, sino por la posibilidad que nos ofrece de abandonarnos al puro placer del sonido. Ni cien escuchas dejan de sorprender merced a canciones que juguetean con una abstracción armónica, como pinceladas errantes que nos señalan el camino de páramos brumosos...

Hay ruidos, resonancias, tañidos, pitidos y rumores de una frialdad electrónica que envuelven estructuras tan siniestras y amenazadoras como nubarrones iluminados por un sol crepuscular. Hay guitarras de endiablados tirabuzones, zumbidos de reactores a punto de estallar, la quietud de capillas ocultas en cruceros oscuros, la belleza de una ondina ahogada que flota entre pétalos...



Insurgentes es una rara avis que bebe de todas las inspiraciones de Wilson (noise, industrial, electrónica, metal, ambient, pop...), enriquecidas por un elenco de selectos colaboradores y rescatadas de cada uno de los proyectos que el compositor ha capitaneado a lo largo de los años: desde Porcupine Tree hasta No-Man, pasando por Bass Communion o Blackfield.

Esta placa, espectral y luminosa, es absolutamente recomendable como ejercicio intelectual, pero también como exorcismo de los fantasmas escurridizos que torturan nuestra mente.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

En la segunda canción me encanta que después de cuatro minutos de guitarreo le de por susurrar y un minuto más tarde comience un piano... Otra cosa que me gusta es que la parte cantada sea poca... ¿Por qué todas las canciones tienen que llevar letra de principio a fin (excepto el tiempo indicado para el solo)?

Santos G. Monroy dijo...

Le has dao en to lo alto, Ángel. Precisamente ese tema es uno de los menos asequibles del disco, pero uno de los que mejor reflejan las inquietudes experimentales de este tiparraco. Un inicio de avant garde con poso jazzístico que prosigue con la parte cantada, bellas notas de piano y un final con guitarras pesadas... A mí, por lo menos, me flipa. ¡Saludos!

Anónimo dijo...

Que buena musica. Me gustó mucho. Hey, Santos, me estoy quedando sin memoria enel mp3 de meter tantas buenas recomendaciones tuyas.

Santos G. Monroy dijo...

¡Juas!, Corto, creo que la memoria de tu mp3 se agota al mismo ritmo que aumentan mis visitas al videoclub para pillar tus pelis, jajajja, ¡Saludos!

*clau* dijo...

hace tiempo que no pasaba..la verdad es que no he visto mucho los blog que sigo..pero ahora que no tenía nada que hacer me detuve a ver que había por entregarme y cuando leí Steven Wilson no pude resistirme, INSURGENTES creo que también es mi disco 2008 y si no lo és es mí segundo; pero de que está entre mis favoritos lo está. Geniales los temas que pusiste, hay uno que se llama PORT RUBICON; me da terror ese tema jajaj; creo que esa es la idea..que te haga sentir.

bueno no sigo para no aburrirte..que estes bien!!
cuidate :)
besitos joven

clau*

Santos G. Monroy dijo...

Port Rubicon. Tienes razón,Clau. Atmosférico y realmente espeluznante, con esos sonidos que ponen la carne de gallina...
¡Saludetes!