7.15.2009

Wilco (The Album) y las carreteras secundarias del rock

Nada mejor que Wilco para recargar el depósito del alma. Wilco es la gasolina de gran octanaje necesaria para abandonar las autopistas de la realidad, tomar un desvío sin señales y transitar por los carreterines del rock norteamericano. Con ellos seguimos la puesta de sol de la Ruta 66, hacia el oeste del pop y del country, atravesando puentes de hierro sobre despeñaderos electrónicos; repostando sonidos nashville en gasolineras solitarias; punteando banjos en un horizonte de tipis; flotando con los ecos de Johnny Cash entre el polvo dorado del desierto de Arizona.

Wilco ha sido una de las formaciones que mejor han ensamblado la tradición folk de la América profunda con el rock alternativo. Ellos, y la imprescindible figura de su líder, Jeff Tweedy, componen la banda sonora de un western futurista, de una road movie crepuscular que se refugia en los moteles de lo indie, del noise y la distorsión; pero también en los grandes paradores del bluegrass y el swing, o en los juegos vocales de los Beach Boys, la fuerza compositiva de unos Beatles, y la experimentación de Radiohead.



Wilco es un glorioso compendio de la música popular anglosajona que tiene la salvaje belleza de un duelo de forajidos, la languidez de un blues trenzado a orillas del Mississipi, o el descoco de las ensoñaciones de Lennon. Y su último disco, Wilco (The Album), recupera el ritmo perdido tras el fallido Sky blue sky. De hecho, nos devuelve la frescura de obras maestras como Yankee Hotel Foxtrot gracias a un repertorio que sintetiza, en la medida de lo posible, la asombrosa capacidad de sorpresa de Wilco... Y que confirma que nos hallamos ante una de las mejores muestras de potencia y sensibilidad con que los USA nos regalan el tímpano. Con perdón de Yo La Tengo.

1 comentario:

Corto Maltes dijo...

Parece muy buena la banda, no la concia y ya me pongo en campaña por escuchar algo mas.