9.08.2008

El Mundodisco de Terry Pratchett

Confieso que descubrí esta maravillosa saga fantástico-humorística hace poco más de nueve años, y que fue a través de sus adaptaciones a los videojuegos. Vaya en mi descargo que las primeras traducciones al español no llegaron a nuestro país hasta principios de los 90, y que aquellos juegos (aventuras gráficas) eran, son, y seguirán siendo, dos auténticas y tronchantes obras de arte que sigo recomendando encarecidamente: Discworld 2 y Discworld Noir. Fue un flechazo a primera vista y, desde entonces, el escaso material que he podido localizar en las áridas llanuras manchegas, casi siempre en librerías de lance, o en apresuradas visitas a los centros comerciales de los madriles, ha ido a parar a la buchaca sin remisión.
Por eso, la noticia del año para frikis como el menda quizá haya sido la feliz idea de la editorial Altaya de publicar toda la serie de novelas de Terry Pratchett en un estupendo coleccionable, a tiro de kiosco, y a un precio que no llega a los ocho euros por volumen, en tapa dura y con un papel de mediana calidad (gracias a los dioses, no todo iban a ser coleccionables de ganchillo en este septiembre bendito).
Injustamente ignorado en España, Pratchett es uno de lo genios de la narrativa humorística anglosajona. Ha publicado hasta la fecha 36 novelas ambientadas en el disparatado universo de Mundodisco, de las cuales 23 ya han sido traducidas al español, si bien con desigual fortuna en lo que atañe a la calidad de los textos en castellano. Aún así, y para mi gusto, su genialidad está muy por encima de la de autores mucho más respetados, como Tom Sharpe.
Pratchett es el Cervantes de la literatura fantásica. Su obra se pasa por la piedra, con burla y escarnio despiadados, a la mayor parte del género, desde Tolkien a Leiber, pasando por J.K Rowling y su vomitivo Harry Potter. El aspecto infantil de las portadas de sus libros no debe engañar. La prosa destila mala leche por los cuatro costados, un delicioso regusto a lo Monty Python, y una ácida crítica a todo lo habido y por haber: la política, la codicia del ser humano, el mundo editoral, la ciencia ficción, la banca, la voracidad empresarial, la industria de la música, la religión... Pratchett deja pocos títeres con cabeza, y todo ello con unas historias estupendas, fantasía a raudales, unas tramas adictivas, un conmovedor cariño por los perdedores, y un tenebroso barniz "noir": una oscuridad y una sordidez inquietantes, que hacen que muchos de sus libros no estén recomendados para mejores de 16 años.
Siempre será un placer partirse la caja con ese entrañable hijo de puta del mago Rincewind, alternar con una panda de granujas en las sucias tabernas de Ankh-Morpork (allí donde la cerveza no se vende, se alquila por un rato) o consolar a la Muerte brindando con un estupendo vino de medusas enanas de la cosecha... del año que viene.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

No sólo me he leído los veintitantos libros de la saga, si no, también, varias de las novelas para niños, ahora mismo A hat full of Sky y me sigo partiendo de risa. Porque no sólo son novelas hilarantes con personajes inigualables, si no que están bien conducidas y la historia es interesantes.
Para mi, de lo mejor que se ha escrito... (sin intención de ser pedante: en inglés. Me leí Ritos Iguales en español y me defraudó bastante. Sólo hay que ver el título en inglés Equal Rites (igualdad de ritos que suena exactamente igual que igualdad de derechos))