10.10.2008

Cthulhu, Lovecraft y el Miedo Atávico

Como refinado miedoso y hombre que sabe apreciar un susto bien dado, he disfrutado de inolvidables momentos pasando canguelis. Las novelas de HP Lovecraft, entre otros espeluznantes autores, me ayudaron en ello desde los tiempos de mis primeras poluciones nocturnas, cuando tenía que interrumpir, acogotado hasta la médula, la lectura de "La sombra sobre Innsmouth" porque me parecía ver a un tentáculo viscoso (que NO formaba parte de mi anatomía) enroscarse en la pata de mi cama...
Lo malo es que el escritor norteamericano puso el listón tan alto con sus mitos de Cthulhu que desde entonces ya no me acoquina cualquier cosa, no señor: soy capaz de hacer frente a la hipoteca del piso o a las comidas de empresa con una envidiable bizarría, pero, ah, oh, póngaseme delante el Terror Ancestral, el Horror Cósmico, las umbrías calles de Arkham, o los diabólicos devotos de Agón; añádasele alguna que otra degollina o descuartizamiento, y rocíese con un entrañable sacrificio humano, y me convierto en el más deleznable cagueta que haya parido madre.
Y como palos con gusto no duelen, y como quien bien te quiere te hará sufrir, he vuelvo a pasármelo pipa mientras se me erizaban los pelillos rejugando a esa maravilla gótica que es "Call of Cthulhu: Dark Corners of the Earth" (Headfirst Productions, 2006).



Este videojuego es una de las experiencias más sobrecogedoras con las que he tenido el gustazo de darle a la tecla. Ambientado en su mayor parte en la imaginaria localidad de Innsmouth (más o menos por Massachussets), en plenos años 20, se plantea como una novela policíaca protagonizada por el detective privado Jack Walters, que debe descubrir el intringulis de los misteriosos sucesos que acaecen en el pueblo.
El título presenta una sabia mezcolanza de shooter en primera persona y aventura gráfica que no otorga respiro: la atmósfera asfixiante, esa opresiva sensación de que algo horrible está a punto de suceder, los sonidos que producen grima hasta al más desalmado dentista, todo se sucede sin tregua para asegurar un exquisito desquiciamiento de calidad, oiga.
"Dark Cornes of The Eath" recibió numerosas críticas en su momento: el que no fuera un FPS (First Person Shooter) al uso, sus momentos de calma tensa, el agobio de peligros a los que hay que enfrentarse desarmado, la inclusión de ciertos puzzles de inteligencia, o que no llegara traducido al español, fueron características que le valieron la repulsa de los hardcore del gatillo fácil.
Para mí, es una obra maestra que ofrece momentos no aptos para cardiacos, como la famosa encerrona en el hotel, que realmente te pone el corazón en un puño.
Gracias a Los Profundos, los chicos de Clan DLan realizaron un magnífico parche traductor, con el que ningún forofo de Lovecraft tiene ya excusa: apagen la luz y cojan el próximo autobús a Innsmouth. Se cuentan horribles historias sobre el lugar...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que tipo tan enfermizamente genial que era Lovecraft. Sus cuentos y novelas me hicieron, al igual que a ti, sudar la gota gorda. Creo que "EL color que cayo del cielo" y "En las montañas de la locura" son sus relatos mas logrados (o por lo menos a mi me lo parecieron). No tengo dudas que este es un juego al que hay que echarle un ojo y sobre todo si esta inspirado en el mundo alucinante de Lovecraft.

Santos G. Monroy dijo...

Aún no he leido "El color que cayó del cielo", pero sí que disfruté mucho con "En las montañas de la locura": como el resto de su obra, auténtica precursora del "survival horror". A propósito, este libro también inspiró otra buena aventura gráfica: "Prisioner of Ice".
Ahora que recuerdo, otros juegos de ordenador inspirados en las novelas de Lovecraft son la saga de "Alone in the dark", o el estupendo "Shadow of the comet". Y alguno más que ahora no recuerdo.

PePe dijo...

Otro pequeño gran clásico incomprendido en su momento. Hasta PC Life le puso un puto 5. Vale, tenía unos cuantos bugs (la conversión a PC y el bugtesting lo tuvo que hacer una sola persona, porque Headfirst fue a la bancarrota justo antes), y la mecánica del sigilo era más bien simplona, pero el conjunto era glorioso.

Santos G. Monroy dijo...

Desconocía el detalle de la bancarrota, pequeño perdedor. Sí, tienes razón: la inteligencia de los malos deja bastante que desear, pero todo queda compensado por las estremecedoras pruebas a que nos tenemos que enfrentar. ¡Saludos!