Frippo con Fripp. A pesar de su mala baba. A pesar de sus extravangancias y de sus manías de sonao. A pesar de los truños que salpican su discografía, o de que prohíba al público que fume saque fotos grabe grite aplauda estornude se rasque la napia durante sus conciertos.
Considero a Robert Fripp como uno de los músicos más importantes del siglo XX, quintaesencia del artista experimental, titán de la guitarra, virtuoso de los sonidos ambientales. Se adelantó tanto a su época que algunos de los discos de King Crimson, la formación que lidera desde hace casi 40 años, siguen perteneciendo a otra dimensión.
Fripp fue el primero en sacar verdadero provecho del tritono, o diabolus in musica, utilizado posteriormente por muchas bandas de metal; llevó los frippertronics a su máxima expresión; junto a Eno, buceó en la new age cuando ésta no era sino un charquito; destripó y exprimió la guitarra eléctrica hasta sacar de ella insólitos zurriagazos de acordes; llevó el mellotron a un grado de intensidad tal que sus sonidos se podían cortar con un cuchillo.
Aunque, como todo genio, ha perpetrado tostones infumables, lo de este tío no es normal. "Islands", por ejemplo, es uno de los discos más bellos que el Rock haya engendrado. Un trabajo de 1971 que parece sacado del horno hace cinco minutos.
Con él viajamos a los abismos oceánicos, o a los rincones más ignotos del cosmos; escuchamos el canto espectral de malignas sirenas; asistimos a una deconstrucción de resonancias submarinas; alcanzamos un clímax orgiástico mantenido en una abrumadora tensión.
Pocos trabajos poseen esta frágil violencia: la brutalidad ambient de "Sailors's Tale" o "Formentera lady"; la delicadeza de cámara y las florituras orquestales de "Song of the gulls"; o ese crescendo precursor del post rock en el tema que cierra el disco, "Islands".
En suma, la placa es una deslumbrante pirotecnia de jazz, ambient, metal, rock y avant garde; una de ésas que se disfrutan mejor en la oscuridad mientras nos abandonamos a una placentera sinestesia.
El botón de muestra:
LUCRECIA BORGIA EN ELDA
Hace 5 semanas
2 comentarios:
Un amigo me decía, por allá por los 80's, que King Crimson era como Pink Floyd pero un poco mas frio. No se si aun esta descripción se sigue aplicando hoy, pero de algún modo en varios lados he encontrado esa especie de comparación. Los pocos temas que escuche de King Crimson en poco me hicieron acordar a los de Pink FLoyd. De todos modos debo reconocer que tengo un debe con esta banda mítica. Tendré que ponerme al día.
No sé si la analogía es correcta. Sí tienen algunos elementos progresivos en común, pero King Crimson ha sido, desde luego, una banda más arriesgada, con una clara apuesta por el jazz y el avant garde; mientras que Pink Floyd lo hizo primero con la psicodelia y, después, con el rock espacial. Excelentes las dos bandas. ¡Saludos!
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