9.15.2008

Muerte entre las flores

Muerte entre las flores (Miller's Crossing) es una de esas bellas películas de hombres con sombrero, de buscavidas elegantes y mujeres fatales, de gabardinas grises en tétricas cabinas de teléfono, de metralletas Thompson que amenazan desde las ventanillas de un Ford T, de cigarrillos encencidos en alcobas de penumbra.
Los hermanos Coen firmaron en 1990 este homenaje al cine negro americano que supera a muchas de las cintas en las que se inspiró. Esta película debería estar, a mi juicio, en cualquier ránking de las 50 mejores de la historia. Es uno de esos films que acarician la vista en cada secuencia; que destilan buena crianza e hipnotizan con un poético arrullo merced, en gran medida, a la magistral fotografía de Barry Sonnenfeld. El neblinoso bosque de coníferas, los oscuros callejones de una ciudad desconocida, los lujosos clubes de alterne o los destartalados almacenes de la Prohibición son algunos de los escenarios, ricos en guiños y detalles, por los que la cámara dirige sin esfuerzo a un espectador atrapado en la irresistible tensión dramática.
Las bondades estéticas, la banda sonora de encantadores matices irlandeses y el guión engrasado como una maquinaria de relojería son el aderezo de una coral de personajes atormentados que se maltratan con diálogos ácidos e inteligentes. Así, la parodia de género, el humor (el especial sentido del humor de los hermanos Coen) y las acertadas secuencias de acción herederas de la estética del cómic, construyen un mundo de seres ambiguos que viven al día, sumidos en un pozo de amargura y desconfianza mutua. En este sentido destaca la excelente interpretación de personajes como Tom Reagan (Gabriel Byrne), uno de los sinvergüenzas más vapuleados del cine noir; el histriónico mafioso Johnny Caspar (Jon Polito); o el granuja homosexual Bernie Bernbaum (John Turturro).
Muerte entre las flores es el retrato de una sociedad muy parecida a la actual, igual de salvaje en el fondo aunque más cándida en las formas. Una sociedad macerada con humo de cigarro y whisky solo: una descomunal jaula de individuos que sueñan con una frenética carrera detrás de un sombrero arrebatado por el viento... y que nunca pueden alcanzar.

3 comentarios:

carlos dijo...

de acuerdo.... siempre estuve enamorado de la fotografía de esta pelicula.
de la escena del sombrero, del manejo de sombras.
y eso que la foto no es lo precisamente lo mejor de esta película

Santos G. Monroy dijo...

A mí la verdad es que me cuesta trabajo quedarme con algún apartado: ¿la fotografía, el guión, los ingeniosos diálogos, la interpratción de los actores, la BSO? ¡Difícil elección, amiguete!

Anónimo dijo...

"Esta película debería estar, a mi juicio, en cualquier ránking de las 50 mejores de la historia"
Menos mal que la puse en el 48.